ETERNO RETORNO

Estas historias son como lanitas sueltas que la nona va ovillando en un bollito y una vez que adquiere volumen, las va desovillando para hacer algo con todas como si fueran una sola cosa. Así son estas narraciones, dichos, frases sueltas, conjeturas patinadas por una memoria tenue que -a veces- toman forma en la mano de quien las intenta reunir.

viernes, 27 de julio de 2012

Use y abuse de la palabra

El prolífico licenciado Emilio Notuyo, cuya profusa obra no será divulgada aquí por motivos varios -que no dejan de incluir cierta trivialidad- sigue escribiendo de las suyas y nos ha hecho llegar su nueva obra Use y abuse de la palabra que, a no dudarlo, verifica que su autor ha hecho gala de la segunda parte del título.
Nuevamente la fina pluma de Notuyo nos inspira a la reflexión. Consideramos que Use y abuse de la palabra es un nuevo acierto comercial haciendo caso omiso de quienes no dudan en sugerir que la editorial Libros de Autor -que produce a nuestro escritor- resulta ser propiedad de su tía abuela Irene Secarro. Eludiendo la tentación que esto nos impone, asumiremos que algunos extractos de Use y abuse de la palabra podrían ser útiles para movilizar la reflexión de nuestros queridos lectores.

"No siempre se las lleva el viento
Res, non verba. Así reza un proverbio latino que se suele traducir (¡ay, traduttore traditore!) como hechos, no palabras
Del dicho al hecho hay mucho trecho.
A las palabras se las lleva el viento.
Parole, parole... y muchos más ejemplos nos muestran la inferioridad o trivialidad de las palabras cuando se trata de hacer efectivo su decir. Es infinita la literatura al respecto, por lo que este autor omitirá cansar al lector y encarecer la edición desarrollando sus incontables corolarios.
Sin embargo, habrase de reconocer que hay -como suele suceder- espacios, archipiélagos de aconteceres, en que las palabras adquieren un valor absoluto. Sí, absoluto. Piénsese aunque más no sea en el tan denostado juego del truco -al que se le achaca ser un compendio de compadradas y vivezas criollas decadente, comentario que no suele rozar al poker, vaya uno a saber por qué- como ejemplo de valor absoluto de la palabra. Haga usted la prueba de sentarse en una mesa de truco y cantar una falta envido para luego decir que fue una broma. Tendrá allí una noción clara de lo que intento explicar. Ni hablar si por haberse quemado la lengua con una papa caliente y -en una mesa de desconocidos- canta ¡tluco!
El juego del truco, como muchos otros ejemplos que se le ocurrirán al noble lector, entre los que se pueden incluir las bolitas, la arrimadita con sus cantos que se convierten en conjuros: ¡último!, ¡al lao!, ¡al lao, al lao!, ¡toda buena para el tirador!, etc.

El poder de la palabra
No deja de resultar cuanto menos llamativo el poder de ciertas palabras. Cáncer es un término más cuando refiere a un signo del zodíaco, mas jamás de lo utiliza a viva voz para comentar entre vecinos que alguien lo padece. Es preferible utilizar una enfermedad mala, algo jodido o expresiones tan felices como estas para referirse al mismo.
Curioso es que los medios de comunicación la utilizan indiscriminadamente a fin de hacer notar que el cuarto poder está por encima de la palabrita que no repetiré. Es que evidentemente la palabra de referencia parece tener el poder de atraer cierta maldición sobre quien la menciona en una conversación. Investigadores del Conicet se encuentra sumidos en la tarea de desentrañar si el poder de la misma consiste en atraer la enfermedad sobre quien la menciona. Por las dudas, en sus extensos informes no se la menciona. Esto ha acarreado ciertos inconvenientes a la hora de publicar los resultados de la investigación, como se puede inferir.

Todos conocemos el valor de los conjuros. Cierto es que mientras nuestra racionalidad occidental nos alerta -y nos hace proferir diatribas- contra las supersticiones y las creencias en los conjuros, por lo bajo tomamos muy en serio cuando nos dicen que alguien cree que las cosas le van mal porque le hicieron un daño. Y esto no es secundario, las más aquilatadas de las religiones dieron y dan un valor absoluto a algunas fórmulas rituales y hasta la identifican con el ser supremo. Exorcismos, indulgencias, absoluciones, bendiciones y maldiciones varias se cimentan en la palabra poderosa y portadora de efectos tan contundentes como los de un martillo.

Extracto de la conclusión
...la palabra es un hecho. Y tan es así que la palabra nos hace humanos, del mismo modo que los artefactos. Que jamás veamos un mundo donde lo sutil e intangible sea menospreciado o minusvalorado.
Use y abuse de la palabra, será usted un ser humano..."

Dejamos aquí al escritor con sus delirios de escaparate. Conocemos de sobra sus fútiles intentos de arrinconarnos con vocablos dudosamente entretejidos. Aunque tal vez, bajo la escoria abundante e inconsistente encontremos algunos retazos que valga la pena repasar o al menos no arrojar a las llamas de próximo asado, sobre todo para evitar indigestiones inoportunas.


11 comentarios:

  1. Yo, que he peregrinado por alguna que otra Editorial (con la incorregible costumbre de usar y abusar de la palabra) siempre he tenido una marcada predilección por Irene Secarro...


    =D


    Beso



    SIL

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Yo, como de costumbre, no la pude contactar. Por eso no publiqué.
      Le pedí al Lic. Notuyo que me haga los contactos.
      Besos

      Borrar
    2. Apenas, lo contacto, y tenga novedades, no se me olvide de mandar un libro para este pago.

      Borrar
  2. Muy cierto todo. Y hay palabras temidas dichas en cualquier contexto y de las que hay sí retorno pero carísimo, por ejemplo: "los declaro marido y mujer".
    beso!

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. No digo yo que son poderosas, si lo habré escuchado eso!

      Borrar
  3. Las palabras, un decreto REAL.
    Buen post amigo.
    Cariños.
    mar

    ResponderBorrar
  4. A veces conviene ser mudo don Oso. Y otras, sordo. Con la palabra escrita no hay caso, con esa quedamos pegados todos.
    Un abrazo!
    (gran texto!)

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Usted lo ha dicho, don Neto. Yo, por ejemplo, a veces me hago el oso...
      Abrazo!

      Borrar
  5. UN caso curioso `podria ser el de MOliere. En El enfermo imaginario, el protagonista le desea a Moliere que se enferme gravemente, por criticar a los medicos, y que que quede indefenso, sin ayuda.
    En la cuarta representacion, Moliere, quien hacia el personaje, el autor, se sintio mal y murio. Muy ironico.
    No a todas las palabras se la lleva el viento.Algunas quedan en un blog.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Muy bueno. Por supuesto, desconocía el caso.
      Y no deja de ser paradigmático.
      Abrazo

      Borrar

Dale sin piedad...